lunes, 14 de septiembre de 2009
Oraciones para la Misión
PLEGARIA DE LA
MISIÓN CONTINENTAL
Quédate con nosotros, Señor, acompáñanos, aunque no siempre hayamos sabido reconocerte.
Tú eres la Luz en nuestros corazones, y nos das tu ardor con la certeza de la Pascua. Tú nos confortas en la fracción del pan, para anunciar a nuestros hermanos que en verdad Tú has resucitado y nos has dado la misión de ser testigos de tu victoria.
Quédate con nosotros, Señor, Tú eres la Verdad misma, eres el revelador del Padre, ilumina Tú nuestras mentes con tu Palabra; ayúdanos a sentir la belleza de creer en ti.
Tú que eres la Vida, quédate en nuestros hogares para que caminen unidos, y en ellos nazca la vida humana generosamente; quédate, Jesús, con nuestros niños y convoca a nuestros jóvenes para construir contigo el mundo nuevo. Quédate, Señor, con aquellos a quienes en nuestras sociedades se les niega justicia y libertad; quédate con los pobres y humildes, con los ancianos y enfermos.
Fortalece nuestra fe de discípulos siempre atentos a tu voz de Buen Pastor.
Envíanos como tus alegres misioneros, para que nuestros pueblos, en ti adoren al Padre, por el Espíritu Santo.
A María, tu Madre y nuestra Madre, Señora de Guadalupe, Mujer vestida de Sol, confiamos el Pueblo de Dios peregrino en este inicio del tercer milenio cristiano. Amén.
Benedicto XVI
A LA VIRGEN DE LA ENCARNACIÓN
Virgen María, que por el anuncio del ángel
recibiste la misión que el Padre te encomendó,
ayúdame a escuchar la voz de Dios
que también a mí me llama y me invita a seguirlo.
A través de tu "sí" generoso abriste las puertas
al Misterio más grande de la historia de la humanidad:
la encarnación del Hijo de Dios.
Ayúdame a que yo también sepa decirle “sí” a Dios,
para que Él pueda encarnarse también hoy
en los corazones de las personas
a través de mis palabras y de mi testimonio.
Ayúdame a ser misionero en el mundo de hoy. Amén.
JESÚS, NO TIENES MANOS
Tienes solo nuestras manos para construir
un mundo donde habite la justicia.
Jesús, no tienes pies.
Tienes solo nuestros pies para poner
en marcha la libertad y el amor.
Jesús, no tienes labios.
Tienes solo nuestros labios para anunciar
por el mundo la Buena Noticia de los pobres.
Jesús, no tienes medios.
Tienes solo nuestra acción para lograr
que todos los hombres y mujeres seamos hermanos.
Jesús, nosotros somos tu Evangelio,
el único Evangelio que la gente puede leer,
si nuestras vidas son acciones y palabras eficaces.
A JESÚS MAESTRO
Jesús Maestro:
que yo piense con tu inteligencia,
que yo ame con tu corazón,
que yo vea todo con tus ojos,
que yo hable con tu lengua,
que yo oiga solo con tus oídos,
que yo guste lo que tú gustas,
que mis manos sean las tuyas,
que mis pies caminen sobre tus pasos,
que yo rece con tus oraciones,
que yo trate con tu trato,
que yo esté en ti y tú en mí;
tanto que yo desaparezca.
Beato Santiago Alberione
POR LOS MISIONEROS
Virgen santa, te presentamos
a cada misionero y misionera
que se encuentra anunciando tu Palabra
en diversos lugares de nuestro continente.
No dejes de ser su intercesora,
la fuerza, el aliento y la alegría en su servicio.
No permitas que el cansancio o el desaliento
perjudiquen sus tareas de discípulo.
Que como misioneros, seamos testigos del envío
y del compromiso que un día recibimos.
No dejes de invitar a muchos jóvenes a testimoniar
y a contribuir con su dedicación y entusiasmo
en la tarea de la evangelización.
Confiamos en tu ternura, para seguir contando
con tu fundamental ayuda. Amén.
ORACIÓN MISIONERA
Señor Jesús, que diste tu vida
por nuestra salvación, ayúdanos a continuar
construyendo tu Reino de paz, justicia y amor
en toda la extensión de nuestra patria.
Infunde en el corazón de todos los cristianos
el deseo de transmitir tu Palabra y de testimoniarla
con una vida semejante a la tuya.
Cultiva en el corazón de los jóvenes el sublime ideal
de entregarse al servicio de los demás.
Sostén el ánimo de aquellos que, abandonándolo todo,
cumplen tu mandato de ir por el mundo
anunciando la Buena Nueva.
Crea en mí un corazón misionero. Amén.
ORACIÓN VOCACIONAL
Dios, Padre nuestro, te alabamos y bendecimos,
por toda animación misionera que se realiza,
por medio de tu hijo Jesús, camino cierto a seguir,
verdad que libera y vida que salva.
Envía sobre nosotros tu Santo Espíritu
para que nuestras comunidades sean señal
de vida y esperanza para todos.
Despierta vocaciones misioneras y protege
a los que anuncian el Evangelio, para que tu nombre
sea conocido en nuestro continente.
Bendice nuestro esfuerzo en asumir la misión
como tiempo fuerte de oración y evangelización.
María, madre de Dios y nuestra, haznos seguidores y seguidoras
de tu hijo Jesús y fortalece, en todas las personas, el compromiso
de construir el nuevo milenio en la justicia y la paz. Amén.
POR LA COMUNIDAD MISIONERA
Señor, haz que tus dones se hagan vida
en nuestra comunidad. Necesitamos personas
que sepan escuchar; capaces de paz
y que construyan la unidad;
agentes de reconciliación, que den testimonio
y digan la verdad sin lastimar.
Necesitamos personas movidas por tu Espíritu,
que irradien esperanza, alegría y paz.
Señor, danos cristianos y cristianas
capaces de conmover a otros con su actitud,
personas que unan oración, acción y testimonio.
Señor, convierte nuestra comunidad
en una comunidad misionera,
colaboradora tuya en la extensión del Reino.
Así sea.
POR LA FAMILIA MISIONERA
Señor, tú has querido que tu Iglesia
sea signo y sacramento de salvación
para la humanidad entera,
a fin de que la obra redentora de Cristo
persevere hasta el final de los siglos.
Anima a las familias cristianas
y mueve los corazones de tus fieles
para que podamos sentir
que nos llamas con urgencia
a trabajar por la causa misionera. Amén.
BIENAVENTURANZAS DEL MISIONERO
Bienaventurado el misionero que vive enamorado de Cristo, que se fía de Él como lo más necesario y absoluto, porque no quedará defraudado.
Bienaventurado el misionero que cada mañana dice "Padre nuestro", llevando en su corazón todas las razas, pueblos y lenguas, porque no se conformará con una vida mezquina.
Bienaventurado el misionero que mantiene su ideal e ilusión por el Reino y no pierde el tiempo en cosas accidentales, porque Dios acompaña a los que siguen su ritmo.
Bienaventurado el misionero con un corazón puro y transparente, que sabe descubrir el amor y la ternura de Dios sin complicaciones, porque Dios siempre se le revelará.
Bienaventurado el misionero que reconoce y acepta sus limitaciones y debilidades y no pretende ser invencible, porque Dios se complace en los humildes.
Bienaventurado el misionero que sabe discernir con sabiduría lo que conviene callar y hablar en cada circunstancia, porque nunca tendrá que arrepentirse de haber ofendido a un hermano.
Bienaventurado el misionero que no puede vivir sin la oración y sin saborear las riquezas de la Palabra de Dios, porque esto dará sentido a su vida.
Bienaventurado el misionero que anuncia la verdad sobre Jesucristo y denuncia las injusticias que oprimen a los hombres, porque será llamado profeta de los signos de los tiempos.
Bienaventurado el misionero que sabe asumir y valorar la cultura de los pueblos, porque habrá entendido el misterio de la Encarnación.
Bienaventurado el misionero que tiene tiempo para hacer felices a los demás, que encuentra tiempo para los amigos, la lectura, el esparcimiento, porque ha comprendido el Mandamiento del Amor y se conoce humano y necesitado.
Hna. María Virginia Ciette SSpS.
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